No es muy habitual que un músico saque uno de sus mejores discos tras más de 20 años de carrera, pero no todo el mundo es Neil Young, claro. Ni de lejos.
Tras pasar los años 80 con más pena que gloria en el año 1989 Young abandona Geffen para fichar por el sello Reprise publicando Freedom, un disco que subía mucho el nivel de los discos inmediatamente anteriores, con algún tema sobresaliente como el que da título al álbum. Un buen disco en general pero que a mi personalmente no me llegó a emocionar. Recuerdo perfectamente escuchar seguido el New York de Lou Reed y el Freedom, ambos del mismo año, y el viejo Young no podía competir ni de lejos con la obra maestra de Reed.
Pero en el año 1990 Neil Young resucita definitivamente dejando los experimentos sonoros a un lado para volver a hacer lo que sabe hace mejor que nadie: tocar jodido rock, el rock de toda la puta vida con esa guitarra suya que te desgarra por dentro. Ragged Glory es su vuelta con mayúsculas, dicen que el disco que abrió los ojos a la generación grunge (y su discografía de los 60 y 70?; qué estaban haciendo esos muchachos antes del Ragged Glory por dios bendito?). Canciones ásperas, duras, largas, sin concesiones, sin pijotadas.
Uno de sus mejores discos de siempre.
Country Home
Over and Over
Love To Burn
Pear Jam versioneó este tema del disco hasta la saciedad.
Al hacer las cosas así sin pensar mucho uno tiene lapsus terribles como olvidarse de este disco de entre lo que más le ha gustado en 2013. Hágase justicia.
Coincidiendo con la (doble) visita de Los Enemigos a la Capitol de Santiago de Compostela, que me he perdido por motivos de trabajo, qué suerte tengo que tengo trabajo, salen los jovenes modernillos diciendo que Los Enemigos aburren.
Eso no me lo dices a la cara, gafapasta.
Los más grandes de la historia de la música de este país llamado Españia.