Kafka En La Orilla
Desde que empecé a trabajar "seriamente" tengo poco tiempo para dedicar a la lectura lúdica. El poco tiempo que tengo libre generalmente o estoy muy cansado y lo dedico a dormir y a parasitar largamente o bien tengo el cuerpo golfo y me reuno con mis amigos y me doy a la fiesta "controlada", que uno ya no tiene 20 tacos. Dicen que el trabajo dignifica al hombre pero en mi caso lo pongo bastante en duda: odio trabajar y lo digo alto y claro y sin ningún tipo de complejo, la rutina del trabajo me resulta de lo más monótono y frustrante. Admito abiertamente que aspiro a algún día poder vivir modestamente sin dar palo al agua, o al menos currando lo mínimo para poder subsistir, que no soy hombre de grandes lujos ni con grandes aspiraciones en lo que a acumular dinero o posesiones se refiere. No sé si sonará muy triste pero a mí esta idea (utópica por otro lado) me anima, me ayuda a sobrellevar el día a día y vivo con la eterna esperanza de que mi vida de un giro y pueda disponer del suficiente tiempo libre para poder dedicarlo a las cosas que realmente me llenan.
Estas navidades mi hermana, lectora voraz, me regaló el último libro de Haruki Murakami, probablemente el escritor japonés más de moda, titulado "Kafka En La Orilla" y me hizo jurar que lo iba a leer, que no lo dejaría abandonado en alguna estantería creando polvo. Me lo tomé como una cuestión personal y me puse a finales de enero a ello (hubo una mudanza por medio que me quitó todavía más tiempo libre, si cabe...). Hacía mucho tiempo, años, que no me enganchaba a un libro de la manera que me enganché a éste, desde la primera página, aunque suene a tópicazo. Es un libro mágico, lleno de sabiduría, con el que conecté absolutamente, en el que de cierta forma me vi reflejado como supongo le habrá sucedido a tanta gente que lo haya leído. Lo recomiendo de corazón a toda la gente que quiero, no os arrepentiréis.
4 Comments:
A ver si me lo compro ya porque después del inmenso Tokio Blues tengo ganas de leerme algo más del Murakami este.
Oh gran Turiño. Día de conexiones cósmicas. Me despierto con un mje en el móvil de tu hermana Rachi y unas horas despues, mientras buscaba que canción de Tindersticks que salía en la primera temporada de Los Soprano, resulta que Google me lleva hasta tú blog. Para más conexión me quedan 30 hojas para acabar Tokio Blues (impresionante e imprescindible). En cuanto a lo de estar hasta la polla del curro y buscar un paraiso sin fonendos, huelga decir que tambien conectamos, pero eso no tiene nada de particular. A ver si no tenemos que esperar a Louro para vernos.
Un abrazo, Liles (achiuj@yahoo.es)
Gran Liles, cuanto tiempo sin saber de ti. Sé que andabas por el Sanlés salvando vidas y que te acabas de hacer un viaje de puta madre por Chile porque mi hermano me informa de vez en cuando. El viernes de la semana que viene voy a ir a Santiago a ver a Los Planetas al Capitol con El Gran Mimon. Podías apuntarte y así recordábamos viejos y felices tiempos entre caña y caña.
Ahí estaremos Turiño, recordamos viejos y felices tiempos y planeamos futuros y felices encuentros. No sabes lo que me alegro
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