miércoles, marzo 24, 2010

Thelonious Monk - "Brilliant Corners" (Riverside, 1956)


Thelonious Monk - piano y celeste en Pannonica
Sonny Rollins - saxo tenor
Ernie Henry - saxo alto
Oscar Pettiford - contrabajo
Max Roach - batería
Clark Terry - trompeta en Bemsha Swing sustituyendo a Ernie Henry
Paul Chambers - contrabajo en Bemsha Swing sustituyendo a Pettiford

En los años 50 Thelonious Monk ya era considerado un genio absoluto, sin embargo pocos eran los músicos que se atrevían a llamarlo para que grabase con ellos. La razón era bien simple: Monk era Monk y sólo tocaba Monk. A otros pianistas podías decirle "toca como Bud Powell" o "hazlo como lo haría Teddy Wilson" y lo hacían. Monk no, él tocaba a lo suyo, siempre. Y lo que tocaba era tan potente, tan intenso y diferente que asustaba a los solistas. Como dice Laurent de Wilde en el soberbio libro que escribió sobre Monk: "Si tocas un instrumento de viento y tienes a Monk detrás es como si tuvieras al diablo en persona pinchándote el trasero con una horca. Desconcentra o te da alas, a escoger".

Propbablemente esta es una de las razones por las que Monk era considerado como un genio pero al mismo tiempo nadie lo llamaba para que colaborase en sus discos: Monk acojonaba a cualquiera. Pero si había en aquellos años un músico con arrestos para "enfrentarse" sin miedo a él ese era el saxofonista Sonny Rollins, probablemente el blower nás potente de la historia del jazz. Habían tocado juntos otras veces en el pasado y lo volverían a hacer despues de Brillant Corners, pero éste disco es diferente por una sencilla razón: antes el invitado era Monk, ahora es Rollins. El saxofonista tendrá que enfrentarse a las composiciones del pianista y no al contrario. Difícil papeleta.

El resultado final es esta obra maestra, uno de los mejores discos de la historia del jazz. Muchos críticos han escrito que Rollins fue el saxofonista que mejor entendio al maestro (Coltrane estaba todavía verde cuando colaboró con Monk) y lamentan que colaborasen tan pocas veces. De Wilde escribe: "Monk y Rollins, dos seres hechos naturalmente el uno para el otro. Dos gigantes que, en vez de hacerse sombra, cohabitan en una música afectuosa y fecunda".

Escuchen, por el amor de dios. Y si son de los que no les gusta el jazz porque es un coñazo, escuchen aunque sea Pannonica, porque morirse sin haber escuchado este tema tiene que ser pecado mortal a la fuerza e irán al infierno de cabeza.